Kosher o Halal

Publicado el por Juan Manuel García Galicia (autor)

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“Mientras haya paz, los hijos enterraran a sus padres, pero mientras haya guerra, los padres enterrarán a sus hijos.” Heródoto de Halicarnaso.

La paz es un asunto de corazón, no un asunto de leyes ni de dirigentes. Por eso para que exista paz, antes tiene que existir perdón, porque el perdón no cambia el pasado, pero si ayuda a vivir el futuro.

Isaac Newton nos dice en su sabiduría que el hombre ha construido muy pococs puentes y demasiados muros. Esa es parte de la mentalidad humana: separar en vez de unir.

Israel es un estado, pero no es un Dios. Un estado que se fundó por acuerdo de las Naciones Unidas en la “Tierra de Filisteos” (eso significa Palestina). Palestina no es el nombre de un estado, sino el apelativo de una región en los tiempos Bíblicos.

Hasta la primera guerra mundial esa región forma parte del imperio Otomano y es gobernada por Turquía. Si nos vamos dos mil años atrás y recordamos el juicio a Jesús, veremos que en los tiempos bíblicos la región era gobernada por el imperio Romano, siendo estos los que juzgan  y condenan. No existía un gobernador de “Palestina”, mucho menos un estado Palestino. Después de la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones aprueba el Mandato Británico de Palestina. Así fue como a partir de 1922 Gran Bretaña e Irlanda son los encargados de administrar la región hasta qye en 1948 la ONU, que ha sido creada después de la Segunda Guerra Mundial aprueba hacer la partición de la región en dos estados, uno judío y uno árabe, quedando fundado el 14 de mayo de ese año el Estado de Israel.

Los estados árabes vecinos se negaron a aceptar esto y atacaron a Israel al día siguiente de su fundación. Y lo demás es una triste historia de muerte y destrucción como la que estamos viendo hoy en día.

Dos niños peleando a muerte: él me pega porque yo le pegué, pero es que yo no lo pegué tan duro.

Esta lucha no parará nunca hasta que haya perdón. No es un proceso de paz “legal y técnico”, porque la paz es un valor. O se lleva en el corazón, o no existe.

Si enseñan a odiar al otro desde que son niños, jamás existirá paz aunque se firmen millones de tratados.

El árabe es instruido desde pequeño que tiene que destruir al enemigo judío. Y el niño judío aprende desde que nace que el árabe es su siervo porque es la descendencia del hijo ilícito que Abraham, padre de los judíos, tuvo con la criada antes de nacer Isaac.

La descendencia de dos hermanos… generaciones tras generaciones que se ocian cada vez más por lo que les enseñan desde que nacen. Cada uno hizo su historia a su manera. Para unos es la tierra prometida y para otros es simplemente su tierra. Los dos han nacido y vivido allí por años y también por años han peleado y matado, no por esa tierra, sino por el odio que existe del uno hacia el otro. Es en el corazón donde están la paz y la guerra. Es allí donde se construyen los pilares que sostienen a los pueblos. No es un asunto de “Tolerancia”, es algo mucho más que eso porque la condición de la tolerancia es muy frágil.

Jamás veremos paz en esa región porque tienen que pasar muchas generaciones que le cuenten a sus hijos otra historia: Una historia de amor de dos hermanos que se encontraron después de muchos años y vivieron juntos por la eternidad.

 

Juan Manuel García Galicia.
Peter Jordan Consultores.