“Tenemos confianza en China», dice el Gobierno vasco a las firmas del Gran Dragón

Publicado el por N.B // REDACCIÓN (autor)

 (photo: )
«China vive un reajuste económico controlado». Y Alexander Arriola, director general de la Sociedad para la Promoción de la Reconversión Industrial (SPRI), hace hincapié en el último término. «Controlado porque el Gobierno chino tiene capacidad para intervenir y porque lo está haciendo bien», ha explicado a EL CORREO durante un encuentro que la entidad del Gobierno vasco ha celebrado en Shanghái con una amplia representación de las 170 empresas vascas implantadas en la segunda potencia mundial, que emplean ya a casi 6.000 personas en el país asiático.
 
«Tenemos confianza en China, y creemos que la avalancha de noticias alarmistas sobre el país no está justificada. De hecho, las cinco empresas que hemos visitado en la última semana han puesto en marcha nuevas inversiones, y estamos convencidos de que la nueva coyuntura abre un nuevo abanico de oportunidades, sobre todo en los servicios y en sectores como el medioambiental», apunta. «Porque el Gobierno quiere impulsar un salto cualitativo hacia el valor añadido, evitando el impacto medioambiental y cuidando la eficiencia energética».
 
No obstante, Arriola reconoce que la actual coyuntura de ralentización económica de China y la reconversión de su modelo industrial están teniendo un impacto negativo en muchas de las compañías vascas. «Hay una sobrecapacidad manifiesta, y el Gobierno era consciente de que se iba a tener que librar de ese lastre. Es algo que va a afectar sobre todo a los sectores de la máquina-herramienta y de la automoción», avanza.
Iñaki Antoñanzas, director de Fagor Automation en Asia, reconoce que es así. «En la máquina-herramienta estamos viviendo una caída importante, y la situación es complicada», comenta. La empresa, que vende el 98% de su producción en la propia China, no cumplirá este ejercicio con los objetivos que se había puesto, y prevé una caída de las ventas con respecto al año pasado.

“Nuestra estrategia no cambiará”
«Los principales problemas que vemos están en la debilidad del mercado local, el retraso de los pedidos y la falta de financiación y de liquidez de nuestros clientes. Además, afecta también la campaña anticorrupción–lanzada por el presidente Xi Jinping– porque nadie quiere tomar decisiones para evitar que sean investigadas, y los grandes proyectos están parados», enumera Antoñanzas, que prevé la necesidad de una reestructuración para reducir costos si la situación no mejora en 2016. «En cualquier caso, nuestra estrategia no cambiará, porque China es nuestro principal mercado y es un país en el que tenemos que estar».
 
Por si las anteriores fuesen pocas dificultades, también afecta la reciente devaluación del yuan. Y Mikel Mendibe, responsable de Copreci en China, prevé que continuará. «Apuesto por un cambio de 8 yuanes por euro –la divisa europea se paga ahora a 7,2–, porque se ha demostrado que un yuan muy fuerte no ayuda a impulsar el mercado interno y sí que resta competitividad. De hecho, el directivo considera que, en lo referente a la mano de obra indirecta, Euskadi ya resulta más económica. «Por eso, a largo plazo, puede suceder que nuestro cliente decida trasladarse a un país más barato. Pero, de momento, la situación es positiva».
 
Mendibe espera duplicar en 2015 las ventas del año pasado, que no fueron buenas, y explica que su mayor reto es ahora lograr clientes chinos. «Es algo muy difícil, porque existe mucha competencia y una gran presión en los precios».
 
Como apunta uno de los empresarios vascos con más experiencia en China, que prefiere mantenerse en el anonimato, la situación del país ha dado un vuelco: «Hace once años, cuando vinimos por primera vez, esto era como un cohete. Todo lo que tocábamos se convertía en oro. Pero ahora hay que trabajar mucho para lograr resultados y hay que competir con empresas chinas que han adquirido tecnología y conocimiento. Todavía vamos un paso por delante, pero los márgenes de beneficio se han reducido de forma drástica».
 
Él, que trabaja en el sector de automoción, considera que la situación es  delicada y que la demanda de las principales marcas de automóviles extranjeras, sobre todo la de los grupos Volkswagen y General Motors, está cayendo entre el 25% y el 30%. Además, asegura, desconfía de las estadísticas oficiales del Gobierno chino. «Están maquillando las cifras de PIB, de crecimiento y de salarios medios de cara al pueblo», sentencia. No obstante, considera que la actual ralentización es lógica «porque las tasas de crecimiento en los últimos años han sido brutales y en necesario un punto de equilibrio».

“Situación coyuntural”
De la misma opinión es Alberto Sarasqueta, responsable de Anaitasuna, la sociedad del grupo cooperativo Mondragón que gestiona el parque industrial de Kunshan. «Estamos convencidos de que la situación actual es coyuntural. Es producto más de una pérdida de confianza del consumidor chino que de un impacto directo en su bolsillo.Ante las noticias negativas que llegan, está retrasando sus compras. Pero, a largo plazo, consideramos que China sigue ofreciendo oportunidades de negocio, y que continuará creciendo», apostilla.
 
Y existen, además, otros mercados interesantes que se pueden atacar desde el Gran Dragón. «El sudeste asiático, por ejemplo, cuenta con 600 millones de consumidores con una capacidad adquisitiva creciente», apunta Ander Zozaya, delegado deL Grupo SPRI en Singapur. «Aunque la depreciación de las divisas está siendo un problema, hay países que están creciendo de forma importante, como Indonesia y Vietnam».
Copreci ya ha comenzado a prestar atención, y ha comenzado a fabricar pequeñas series de sus cocinas para lanzar este negocio tanto en China como en el resto de países emergentes de la región. La principal máxima empresarial sigue siendo válida: no se deben poner todos los huevos en la misma cesta.