12.510 millones de dólares para que no tengas que volver a conducir

Publicado el por JAVIER MARTÍN / LOOGIC (autor)

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La semana pasada se conoció que el Fondo Público de Inversión de Arabia Saudí había invertido 3.500 millones de dólares en la empresa Uber, llevando a esta a una valoración de 62.500 millones de dólares gracias a los 12.510 millones de dólares de inversión logrados hasta el momento por la empresa. Puede ser casualidad que la noticia haya coincidido con el comienzo de las pruebas que Uber está realizando en la ciudad de Pittsburgh con su primer coche autónomo, un Ford Fusion híbrido equipado con radares, escáneres láser y cámaras de alta resolución.

La historia de los coches autónomos no comienza con Uber, ni siquiera con Google, que casualmente es accionista de Uber desde 2013, cuando invirtió 258 millones de dólares en lo que entonces se consideraba como startup. La primera empresa en experimentar con coches autónomos fué Mercedes-Benz cuando en 1980 y con la ayuda de científicos de la Universidad de Múnich logró que un coche autónomo circulase a 100 km/h en calles sin tráfico. Por este proyecto se interesó la Comisión Europea y para potenciarlo realizó una inversión de 750 millones de euros en el marco del proyecto EUREKA Prometheus.

El interés de Google por los coches autónomos se remonta al año 2005 cuando el equipo liderado por Sebastian Thrun, profesor de Stanford y fundador de Google X, ganó, con un coche llamado Stanley, la carrera de vehículos autónomos DARPA Grand Challenge promovida por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Posteriormente en 2012 se empezó a filtrar información de las pruebas que Google estaba realizando con coches autónomos y fué en 2014 cuando la empresa mostró todas sus cartas en este asunto al presentar un coche diseñado desde cero como autónomo, hasta el punto de no disponer de volante ni pedales para manejarlo.

Actualmente Google, junto con otras empresas interesadas en la implantación de los vehículos autónomos, entre las que se encuentra Ford, Volvo y Uber, han contratado a David Strickland, ejecutivo retirado de la Administración Nacional de Carreteras de Estados unidos (National Highway Traffic Safety Administration – NHTSA) para que les represente a la hora de negociar con el gobierno de Estados Unidos a la hora de elaborar las leyes y reglamentos de tráfico que afecten a esta nueva tecnología. En la estrategia de Google también está la colaboración con otras empresas del automóvil como el acuerdo realizado con Chrysler para la fabricación de 100 nuevas mini furgonetas hibridas Chrysler Pacifica, en las que instalar sus sistemas de conducción autónoma, incluyendo los ordenadores que hacen funcionar el software de conducción y los sensores asociados que permiten al sistema ver lo que sucede en la carretera. A través de este acuerdo también se tiene previsto licenciar la tecnología de vehículos autónomos a Fiat Chrysler ya que Google no tiene intención de comercializar ella misma los coches sino que seguirá la misma estrategia utilizada con otros dispositivos de tecnología como los smartphones, en los que proporciona el software y son los fabricantes los que comercializan el producto final.

Razones para el éxito de los coches autónomos

Reducción de accidentes. Según datos de la OMS el 90 % de los siniestros en carretera que, anualmente, causan 1,2 millones de muertes, además de 50 millones de heridos viales, son debidos a errores humanos. Los coches autónomos aún no son la solución a este gran problema, pero lo serán. Se están invirtiendo miles de millones en desarrollar una tecnología que tiene como premisa principal la seguridad y miles de expertos en Inteligencia Artificial trabajan para desarrollar un software y hardware más preciso que ayude a reducir de manera radical las muertes en carretera y por atropellamiento.

Reducción de atascos mejorando la eficiencia en la conducción. Los frenazos bruscos son la causa de muchos de los atascos que sufrimos cuando circulamos por las carreteras y una parte importante de esos frenazos es debida a no respetar la distancia de seguridad con el coche que nos precede. Esta situación no se volverá a producir cuando los coches estén programados para mantener la distancia de seguridad y sean mucho más precisos al decelerar, de esta forma se van a evitar muchos de los atascos que se producen actualmente en las ciudades. La reducción de los atascos supondrá una importante mejora para la vida en las grandes ciudades, sobre todo para aquellos personas que ahora no tienen otro remedio que pasar varias horas del día metidos dentro de un coche para desplazarse a su lugar de trabajo.

Reducción de emisiones de C02. La reducción de los atascos y la mejora de la eficiencia en la conducción no tendrá únicamente un beneficio para las personas, sino también para el medio ambiente, aunque quizás no llegue a ser necesario que esta mejora la introduzca el coche autónomo ya que probablemente vendrá a la par que la implantación de los coches eléctricos en los que no existe el problema de la contaminación.

Reducción de problemas de aparcamiento. Si nuestro coche se conduce solo, llegará un momento en el que podamos indicarle que vuelva a aparcarse a nuestro propio garaje y que regrese a recogernos cuando sea necesario. De esta forma se reducirá significativamente la necesidad de aparcamiento en los centros de las ciudades y en  las zonas con alta concentración de empresas. También resultará muy positivo para los problemas del aparcamiento en las ciudades la eficiencia a la hora de aparcar, ya que es demasiado habitual encontrar coches que ocupan dos plazas de aparcamiento, lo cual dejará de ocurrir con los coches autónomos, por lo tanto con el espacio disponible actualmente podrán aparcar muchos más coches.

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