SINOPSIS

La Gente corriente resultados extraordinarios.

Esta es la historia de un empresario que descubre el apasionante mundo de los castellers (grupo de gente que levanta castillos humanos de distintas formas y con distintas posiciones que otorgan puntajes según su dificultad – Esta es una actividad muy tradicional de Cataluña).

El protagonista de la historia guiado por otro empresario amigo se adentra en ese interesante mundillo en donde lo más importante es hacer piña entre todos los integrantes del equipo y donde la competencia no está exenta de colaboración entre los distintos equipos. 

COMENTARIO PERSONAL

Un relato sobre el trabajo en equipo que toma la actividad de los castells para compararlo con una empresa.

El autor nos cuenta en primera persona una historia sobre un ejecutivo expatriado y como, aprovechando unas vacaciones de verano se integra en un grupo de castellers y lo que va sintiendo y cómo eso, junto con las conversaciones con un antiguo jefe y ahora amigo, va modificando su forma de ver el trabajo en equipo.

A lo largo del libro se van tocando diferentes aspectos empresariales, relacionados mayormente con el trabajo en equipo, a través de la explicación del mundo de los castellers.

Así nos explica la importancia de colaborar con la competencia para generar abundancia y hacer mayor el mercado.

En el mundo de los castellers es esencial la constancia, el compromiso y el esfuerzo para poder lograr unos objetivos razonables, marcados desde el inicio de la temporada y hacia los que todos se comprometen a conseguir. Una empresa que quiera conseguir esto mismo debe trabajar del mismo modo. 

El protagonista, director de una subsidiaria de una gran compañía, piensa que la aportación de valor a la empresa se da desde la cabeza de la misma. Son los directivos los que más lo aportan. Siendo miembro de un grupo de castellers se da cuenta de que la verdadera esencia está en la mano de obra directa y la experiencia que aportan. En un grupo de castellers lo esencial es la piña, el núcleo central desde el que se levanta todo. En la empresa debe de ser lo mismo, el núcleo de la misma, las personas que están en la línea de producción o en atención directa al cliente son la fuerza de la misma, mucho más los directivos.

Para poder llegar a lo más alto, es esencial el sentimiento de pertenencia. En los castellers eso viene impregnado en todos ellos, que habitualmente solo pertenecen a un club. En la empresa hay que trabajarlo duramente y eso se hace liderando desde la emoción, con mucha paciencia y centrando la retribución en los componentes no salariales, que son la verdadera esencia de la retención del talento y la motivación de las personas que trabajan en ella. El protagonista se da perfecta cuenta de esto a lo largo de su pertenencia el grupo de castellers y le hace cambiar su visión de las cosas.

Lo que entiende es más complicado de implementar en una empresa es la importancia de entrenar juntos, hecho que no se suele dar y que hay que sustituirlo por “aprender haciendo”. En los castellers solo se aprende a cargar (levantar) y descargar un piso más intentándolo. Para ellos hay que planificarlo, entrenarlo y después poniéndolo en práctica. En la empresa debía de hacerse igual.

Al comienzo, cuando su amigo le enseña lo que son los castellets, el protagonista se dispone a observar, a verlo desde fuera y es su amigo quien le invita a participar y verlo desde dentro. Se da cuenta de la diferencia, de la enorme diferencia entre ser observador y participante. Se da cuenta de que, en la empresa, en muchas ocasiones, se ha limitado a ser un mero observador, al igual que en muchos aspectos de su vida y decide pasar a formar parte, a participar activamente en muchos aspectos que ahora veía desde la lejanía.

En resumen, un relato sobre el trabajo en equipo que te hace reflexionar sobre el mismo y que aporta una visión diferente.

Un libro entretenido como lectura de avión, aunque me hubiera gustado algo más de “remate” y profundizar en algún aspecto.

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