El empresario intelectual

Publicado el por NAVARRA CAPITAL (autor)

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Estrenamos nuestra sección de 'Entrevistas de Trabajo' con una larga conversación con Sixto Jiménez, presidente de Tuttipasta y consejero de MTorres Diseños Industriales.


Puede parecer una pregunta obvia, pero es obligada tratándose de Sixto Jiménez¿De dónde procede su vocación empresarial? Y Sixto nos sorprende al afirmar que “no puedo decir que tenía una vocación empresarial, intelectual sí, tendré unos 8.000 libros y la mayoría son de psicología, filosofía, divulgación científica… de economía no creo que lleguen a 300, y pienso que me ha ayudado mucho en la gestión de empresas el que lo haya hecho con un enfoque humanista”.

Que diga eso quien es presidente de Tutti Pasta, y consejero de Argenol, Domus y MTorres Diseños Industriales,  quien ha formado parte del consejo en otras tan importantes como Viscofan, IAN, Metrovacesa, Gecina o Riberebro, puede parecer una muestra de falsa modestia… pero nada más lejos de la realidad.

Porque en 2001 Sixto Jiménez se propuso no volver a trabajar en otro puesto que no fuera el de un consejo de administración, “y desde entonces empleo una gran parte de mi tiempo en colaboraciones altruistas con entidades sociales, aprovecho para hacer otras cosas que quería hacer en la vida relacionadas con mi sensibilidad social y mi curiosidad intelectual”.  El Consejo Social de la Universidad Pública de Navarra, la Academia Vasca de Ciencias, Artes y Letras, el Centro de estudios vascos de la Universidad de Nevada, la Fundación para el derecho histórico de Vasconia, o la Fundación Ilundain se benefician de su cultura y su disposición hacia los demás, aunque asegura que él es el máximo beneficiado porque allí aprende debatiendo y escuchando a quienes forman parte de esas instituciones.

A la vista de todo ello cabe preguntarse si Sixto Jiménez es una persona hiperactiva, y con gran seriedad contesta que “efectivamente lo soy. Tengo una gran curiosidad y conciencia de la brevedad de la vida, que me impulsa a participar hasta dónde puedo en proyectos atractivos por su dinamismo, su condición de líderes, su valor social o su nivel intelectual”. Quizás porque observa la confusión del entrevistador le aclara que “mi vocación ha sido siempre la de implicarme a fondo en aquello que la vida me pone al paso sea de la naturaleza que sea. Así se logra disfrutar más y ser más eficaz. Ya decía Baltasar Gracián que solo el necio hace a disgusto lo que podría hacer a gusto”.  

Alguien así no puede gestionar una empresa de acuerdo con el estereotipo del director que manda a unos subordinados que se limitan a obedecerle. ¿Cuál es, pues, su método de trabajo? “Como escribí en mi libro Cuestión de confianza –se nos había olvidado, también ha escrito un libro que se vendió muy bien-, el éxito empresarial requiere, en una economía abierta y en cambio vertiginoso, una cultura de confianza, tensión positiva, ambición de excelencia y de logro, alerta temprana y ejecución rápida.

VALORES

Esa filosofía también se pone de manifiesto al escoger con qué se quedaría de su experiencia profesional, porque elige “la satisfacción que produce la oportunidad de conseguir crear riqueza económica y social en equipo”. Y añade que la creación de riqueza “es una etapa fundamental de la mejora de la sociedad a la que debe seguir una política social que garantice la igualdad de oportunidades y la equidad en el acceso a una vida digna”.

Al escoger a sus colaboradores Sixto Jiménez busca en ellos valores como ilusión, implicación, decisión y nobleza, y trata de inculcarles confianza, promocionando además la asunción de responsabilidades y la ambición de lograr, porque en esas condiciones “los mejores miembros del equipo aprovechan la oportunidad”, aunque es consciente de que a pesar de todo no llegarán a la perfección “porque nunca se logra, ni en ese ni en ningún campo de la actividad humana. Lo importante es el deseo y empeño en alcanzarla”.

Y para demostrar que nadie es perfecto se pone él mismo como ejemplo de una iniciativa que terminó en fracaso: “Me sumé hace unos años al proyecto de unos jóvenes y lanzamos un osito de peluche con grabaciones en diversos idiomas en la campaña de fin de año sin suficientes estudios de mercado previos ante la evidencia de que la idea era excelente. Lamentablemente el mercado no fue de la misma opinión”.

No ha sido su único error, pero como cabría esperar le han servido para aprender, entre otras cosas, que “ser empresario exige virtudes contradictorias: ilusión y realismo;  tenacidad y alerta para frenar a tiempo; capacidad de arrastre del equipo y capacidad de delegar; liderazgo y espíritu de equipo; animar y corregir; valor y prudencia; fe y duda…

Como firme partidario del trabajo en equipo pide a los trabajadores, a los suyos y a todos, “que se enamoren activamente del proyecto. Deben ser motores y no meras correas de transmisión. Deben pensar siempre en cómo contribuir desde su posición al éxito de la empresa. Hacerlo les permitirá disfrutar de su trabajo y contribuir más al éxito de la empresa”.

Tal vez gracias a la aplicación de esos planteamientos teóricos su empresa, Tutti Pasta, no sólo ha soportado bien la crisis, sino que según dice, “somos mucho más fuertes que antes. Para lograrlo hemos diversificado en mercados y productos, al mismo tiempo que invertimos agresivamente para aumentar eficiencia. El equipo es excelente, cohesionado y sin complejos. El resultado es una empresa muy competitiva y acostumbrada a altas exigencias y rápidos cambios”.

CRISIS PASADA, FUTURO ABIERTO

Hablando de la crisis de la que tratamos de escapar, puede resultar interesante la opinión sobre la convulsa situación en la que vivimos de alguien como Sixto Jiménez, que la estudia, reflexiona sobre ella y la analiza. Su diagnóstico no es tranquilizador: “La crisis fue una caída de fichas de dominó provocada por la retirada súbita de crédito ante la desconfianza de los acreedores. Hemos superado la crisis de momento, pero hoy hay un nivel de deuda mundial muy superior al de 2007; luego, tras un periodo de bonanza, volveremos a sufrir una crisis tal vez mayor porque el Estado que se enfrentó a la anterior con un 35% de deuda sobre PIB tiene ahora un 100% a sus espaldas y ha esparcido ya mucho recorte social y precariedad laboral como para que sea tolerable un nuevo gran deterioro de condiciones de vida de los más débiles”.

Tampoco es muy optimista su previsión para el futuro, porque vaticina que “las masas de dinero especulativo, el neoliberalismo y el abuso medioambiental van a hacer que la revolución tecnológica en que ya estamos inmersos cree una enorme tensión política y social en primera instancia, en lugar de proporcionarnos magníficas mejoras personales y sociales”.

Cree que es muy difícil que la Sociedad evolucione a la velocidad que van a hacerlo los cambios que le afectan, “y esa asimetría de velocidades generará problemas”.

Sin embargo vislumbra una esperanza para quienes más están sufriendo las consecuencias de la crisis, los jóvenes, porque “van a ser mercancía escasa dentro de 3 o 4 años”, pero además serán los protagonistas de una revolución tecnológica “que alargará sus vidas, hará menos necesario el trabajo y hará indispensable la transformación del sistema político y social para que el progreso económico produzca progreso social”.

No obstante, Jiménez les advierte que si no se implican en una adaptación profesional continua y en la transformación social “pueden ser víctimas del progreso en vez de beneficiarios” porque, en su opinión “van a ser más importantes el carácter y las habilidades de relación, oratoria, etc. que la formación técnica en la mayor parte de los casos”.

Jiménez va un poco más allá en sus previsiones y calcula que vamos a vivir una fuerte reducción del paro en los dos o tres próximos años, seguida de una nueva oleada de inmigración en la siguiente década “porque hoy solo hay 60 jóvenes entrando en el mercado de trabajo por cada 100 que había hace 25 años. Después se hará evidente el efecto de una fuerte reducción de puestos de trabajo que ya se ha iniciado, por la automatización de procesos de información, producción y logística”. Eso ¿en qué se traducirá? Según Sixto Jiménez, “vamos hacia un mundo con una élite de puestos de alto nivel de preparación y una gran masa de puestos marginales y precarios”.


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