OPINIÓN: La fiebre de la innovación

Publicado el por N.B. / J.J. Fdez. De Miguel (autor)

Diariamente en los entornos profesionales y cada vez más en el ambiente de cualquier ciudadano de a pie, se nos bombardea con informaciones plagadas de terminologías tales como: Excelencia, Internacionalización, Competitividad, Couching y cómo no, Innovación e I+D+i. Al igual que en su momento, a finales de siglo, se amortizó la terminología “Calidad”, ahora estamos a punto de hacerlo con la manida “innovación”.

“La fiebre de la innovación” en los entornos empresariales es debida a que a ella se asocian en noticias y eventos, siempre abundantes cantidades monetarias. Eso hace que, en la actual situación económica, numerosas empresas intenten ver en la innovación un oasis que no es tal, en la larga travesía por el desierto de la crisis.

La Innovación es el término general con el que nos referimos a I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación). Las Universidades, los centros Tecnológicos de todo tipo (públicos, privados), entidades como el CSIC son grandes fuentes de la Innovación en nuestro país. Sin embargo me gustaría aterrizar en las PYMES y Microempresas que pueblan nuestro tejido empresarial ¿Qué es para ellos la innovación? ¿Qué parte de esa tarta que tanto se comenta nos corresponde?

Sin entrar en bibliografías, definiciones oficiales de legislación, ni gurús, quiero destacar que es obvio que cualquier empresa que hoy en día compite y sobrevive es muy evidente que es porque innova y porque se reinventa cada día. Nuevas formas de vender, nuevas formas de organización interna, nuevas ideas de negocio son sin lugar a día innovaciones. Ahora bien, la innovación de los euros, la que tanto nos llega, está enfocada siempre a “salto tecnológico”. Es decir para que una empresa reciba apoyo de esos fondos públicos para innovación, debe de presentar una proyecto, una idea, un invento, en el que se conjuguen novedad y salto tecnológico.

Que esto sea así, no es capricho de nadie en concreto. Como podéis imaginar, al igual que otras muchas cosas, los mecanismos que regulan los fondos destinados a la innovación empresarial, los marcan directivas europeas. Como cualquier reglamento, y cualquier acto humano, estas normas son discutibles y mejorables.

Está reglamentación en España permite optar a recibir apoyo público a cualquier empresa o profesional. Desde su más alto nivel (los programas europeos que hoy en día regula el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea), a las líneas Nacionales (CDTI, MICIIN, Avanza), pasando por las líneas regionales (ADER, SPRI, IDEPA, ADE…) hasta algunas administraciones locales que tienen líneas de ayuda a la innovación. Estos apoyos se materializan en ayudas a fondo perdido, financiación en condiciones preferentes y bonificaciones fiscales en el Impuesto de Sociedad. También en bonificaciones de cuota de la Seguridad Social.

Todo el entramado de organismos y programas, garantiza que ningún buen proyecto de innovación se quede sin incentivo. En función de su grado de novedad, de su contenido tecnológico, de la capacidad del promotor o solicitante, tendrá más o menos, uno u otro apoyo. Obviamente las administraciones resuelven sus programas basándose en las evidencias que aporta el solicitante. Para ello es importante el acudir con una buena propuesta, muy bien armada y sobre todo bien documentada. Por ello tienen cabida en el mercado las consultorías especializadas que facilitan estas labores a las empresas innovadoras.

Para concluir, quiero resaltar que aún cuando la situación es muy delicada hasta para las instituciones; y que por tanto y a pesar de que la competencia por los fondos es cada vez mayor, nuestro sistema de apoyo a la innovación es uno de los mejores que existen en Europa.

jjfernandez@grupoeco3g.com