En septiembre llega el momento de afrontar con fuerzas renovadas tres de los principales problemas que dificultan el relevo generacional de las empresas familiares: la sucesión, la profesionalización y la comunicación

Con la llegada del nuevo curso las empresas familiares vuelven a afrontar con las pilas cargadas los problemas que afectan a su continuidad y al relevo generacional del negocio. Las asignaturas pendientes de la mayoría de empresas familiares giran alrededor de la sucesión del negocio, la profesionalización de la empresa y la comunicación deficiente.

En Family Business Solutions han detectado que los mayores retos a los que tienen que hacer frente las familias empresarias este curso para asegurar la continuidad y el relevo generacional del negocio son: Conseguir dejar bien planificada la sucesión de la empresa, apostar por la profesionalización del negocio y mejorar la comunicación en la empresa y en la familia.

La vuelta al trabajo después de las vacaciones hace que setiembre sea un mes caótico para muchos negocios. Pero de la misma manera que las empresas consiguen sacar tiempo para elaborar presupuestos y planificar inversiones, Ricard Agustín, fundador de Family Business Solutions y consultor de empresas familiares, considera que las empresas familiares deberían ser capaces de encontrar también el tiempo necesario para afrontar estos retos, ya que no hacerlo, o demorarlo sine die, puede condicionar la continuidad del negocio. 

Además, en el caso de la planificación de la sucesión, hay que recordar que la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) ya insta a que las empresas cotizadas dispongan de un plan de sucesión para el Consejo de Administración de manera que, cuando sea necesario, el reemplazo del personal clave de la empresa se realice de forma eficiente. Esto demuestra aun más la importancia que tiene la planificación de la sucesión en la continuidad de los negocios.

No obstante, Ricard Agustín reconoce que a las familias empresarias todavía les cuesta afrontar temas como la sucesión, la profesionalización y la comunicación, a menudo por pereza y porque entran en juego las emociones familiares. “Si los problemas ya son difíciles de abordar en empresas no familiares, todavía lo son más cuando se mezcla familia y empresa”, explica Agustín.

Por otro lado, los miembros de la familia no siempre tienen ni las competencias ni las herramientas necesarias para abordar estos problemas. Por este motivo, desde Family Business Solutions recomiendan acudir a un experto externo y objetivo si la familia no consigue consensuar soluciones. Un asesor externo puede facilitar la situación, de manera que sea posible afrontar con éxito estos retos y transmitir el negocio de generación en generación.

Actualmente, solo un 70% de las empresas familiares sobreviven a la transición de primera a segunda generación (30 de cada 100 empresas) según datos aproximados del Instituto de la Empresa Familiar. Y, de estas, solo un 50% (15 de cada 30 empresas) consigue pasar de la segunda a la tercera generación de la familia.