350 empresarios participaron en la jornada organizada por CEOECEPYME Cantabria, en colaboración con la Universidad de Cantabria (UC) y la Asociación para el Progreso de la Dirección (ADP Zona Norte), sobre la reforma laboral elaborada por el Gobierno. Su contenido versó alrededor de dos grandes bloques temáticos: las consideraciones generales de la reforma laboral, los despidos colectivos e individuales y la suspensión de contratos y reducciones de jornada, planteado por el presidente de TSJC, Cesar Tolosa, y la contratación, la flexibilidad interna, la modificación sustancial de las condiciones de trabajo y la negociación colectiva, presentado por el abogado de Garrigues, Fernando Casas.

El Vicepresidente de CEOE, Gustavo Larrazábal, fue el encargado de inaugurar la sesión sobre la reforma, indicando que “lo que hemos solicitado los empresarios españoles es contar con las mismas herramientas de gestión que el resto de nuestros colegas europeos”. Y en este sentido aclaró que “somos conscientes de que esta reforma no es del agrado ni de sindicatos, ni de expertos, incluso de los que habitan en el mundo empresarial. Para unos es mucho y para otros es poco. Nosotros creemos que es prudente, que modifica la rigidez estructural de nuestras relaciones laborales. Y que sólo su aplicación y desarrollo permitirá corregir las deficiencias que impiden que nuestra economía sea competitiva”.

Además, Larrazábal apuntó que “reducir esta reforma a que sea solo abaratar el despido, no sólo es demasiado simplista, sino que además no es cierto”. “Elementos esenciales de esta norma son, como saben, dotar de flexibilidad la entrada y la salida en el contrato de trabajo. Pero conjuntamente supone la posibilidad de dotar a la empresa de mecanismos de adaptación a la situación en que se encuentre, a través de las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo (flexibilidad interna). Se trata, así mismo, de dotar a la negociación colectiva de herramientas que permitan convenios en los que se apueste por la empleabilidad (flexibilidad salarial)”, explicó el Vicepresidente de la Patronal.

Y todo ello, indicó, bajo dos claves básicas. En primer lugar la empresa, su dirección, podrá tomar decisiones de forma unilateral, siempre ante el fracaso de acuerdo, en un marco previo de negociación. Pero en caso de desacuerdo el empresario sabe, o debe saber, que su decisión va a ser analizada y evaluada por el Juez de lo Social. “Consideramos que este sistema impone aconseja de entrada una cultura de la negociación y de la búsqueda del pacto”.

La segunda clave sería que la empresa española, ya tiene el mismo, o similar modelo de adaptación de las condiciones de trabajo, plantilla y salarios que tienen el resto de los empresarios europeos. Las condiciones se acercan al esquema general de la normativa europea. “Ahora tenemos que demostrar que nuestra gestión es socialmente responsable”, según Larrazábal; y que antes de acudir a soluciones fáciles a corto plazo, como el despido, “sabremos tomar decisiones preventivas que no nos hagan vulnerables; y que nos permitan seguir manteniendo empleo, aunque ello nos lleve más energías y recursos”, matizó el vicepresidente.

Cambios de culturay de planteamientos

En todo este contexto, que es difícil, “no vamos a obviar el análisis del papel que tenemos que realizar tanto los sindicatos como las patronales. Asumimos la crítica que parte de la sociedad dirige a los agentes sociales. Es evidente que la situación actual, nos exige cambios de cultura y de planteamientos a las patronales y a las organizaciones sindicales”, disertó Gustavo Larrazábal, que siguió: “Pero asumiendo la crítica, también debemos recordar que, cuando la Constitución organiza nuestro estado democrático, regula y reconoce a sindicatos y a patronales como las entidades que van a desempeñar este preciso rol dentro de la sociedad civil organizada. Y por eso nos coloca, en el art. 7 del título preliminar de la Norma, inmediatamente después de la articulación social a través de los partidos políticos, e incluso antes de otras instituciones. Y no podemos, ni queremos, ni debemos abandonar este mandato, ni constituirnos en redes de transmisión de otros intereses que la Constitución nos dice son los nuestros propios: de las empresas y de los trabajadores”.

No es extraño que en épocas de cambios, determinadas instituciones o movimientos puedan tener la tentación de ocupar el papel que nosotros tenemos que desempeñar, aseguró el Vicepresidente de la Patronal, “pero quién les ceda un papel, sabe que está situado extramuros de la Constitución. Y también, porque con nuestros aciertos y nuestros errores, pero en democracia, se precisan interlocutores válidos, no una pléyade de voces que se alcen con legitimidades nunca comprobadas. Salvo que queramos llegar al desconcierto y a la ineficacia. Sindicatos y Patronales, no podemos seguir siendo vistos por la sociedad como herramientas ineficaces. Tendremos que corregir, mejorar e innovar, pero las alternativas a nuestra desaparición no son mejores”.

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